Fútbol Profesional | El dilema… ¿Pretemporada con o sin balón?

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A la hora de llevar a cabo una pretemporada, los integrantes del cuerpo técnico se reúnen y planifican todos y cada uno de los aspectos de la misma, con el único objetivo de que el equipo llegue al primer encuentro de competición en las mejores condiciones posibles. Sesiones, partidos, cargas, prevención, fechas, descanso… absolutamente todo se controla.

Pero, a día de hoy, la metodología de entrenamiento varía en función del entrenador, de la estructura del club, las cualidades del grupo, el país…En el fútbol de hoy en día, algunos entrenadores prefieren que predomine el balón desde el inicio y otros en la parte más cercana a la temporada. Son dos tendencias distintas y, de ahí, la eterna pregunta… ¿Pretemporada con balón o sin balón?.

A lo largo de las diferentes generaciones, se han ido utilizando con eficacia las dos tendencias, obteniendo ambos el objetivo final que es el éxito en la competición. Cierto es que a principios se utilizaba el modelo de trabajo físico sin balón ‘paliza física’ para alcanzar el punto óptimo del futbolista, mientras que la corriente actual conlleva hacía un modelo de trabajo más integrado donde impera la táctica.

Os preguntaréis: ¿Cuál es el mejor? Los hermanos Carrasco pensamos que no debemos elegir uno y rechazar el resto. Desde nuestro punto de vista todos son válidos, nosotros utilizamos un eclecticismo. ¿Qué es un eclecticismo? … Coger lo mejor de cada uno y utilizarlo en el momento adecuado para obtener el máximo rendimiento.

En el período de la pretemporada, nuestra metodología de trabajo busca cubrir  las necesidades de conseguir un estado ideal de rendimiento técnico – táctico – físico individual y colectivo, asimilando nuestro modelo de juego desde el primer entrenamiento. Buscamos llegar con el máximo nivel al primer partido de liga y mantenerlo a lo largo de toda la temporada, tanto a niveles individuales como colectivos.

Para ello, los entrenamientos deben ser “exigentes pero divertidos”, donde se apueste por la libertad del jugador a la hora de decidir. Cada entrenamiento debe estar impregnado de valores como esfuerzo, sacrificio, respeto, exigencia y ambición, teniendo como actor protagonista el balón, aunque sin olvidar la ‘intensidad’ factor vital para alcanzar el éxito.